LA CORTE Y LA DEMOCRaTIZACIÓN DEL ARTE

En nada modesta opinión la tragedia del arte ha sido su «democratización».
Mientras el «arte» era cosa de nobleza y reyes toda la miseria de la gestión artística quedaba en palacio, que es donde debe estar, en palacios (no necesariamente venecianos).
Desde que el Louvre perdió sus cabezas y pasó a ser del pueblo comenzó una nueva casta con aires de nobleza: la gente del arte. Curiosamente supieron democratizar los vicios de la corte (para ellos mismos) y los repiten constantemente.

Cuchilladas, traiciones, todos nos acostamos con todos (eso lo alabo), luchas de poder. Esto no nos pasaba con el arte del antiguo régimen donde el arte era evidentente cosa del poder y no una lucha de subproductos culturales del estado de bienestar (entre los que me encuentro) por un poder «estético» que se ejerce a hurtadillas o si se es de «izquierdas» con todo desparpajo progre.

Así es como ves a tus amigos y antes aliados copar zonas de poder y sufrir la mutación en esas ideas de las que siempre habían hecho gala. Así es como se decide usar del arte todo lo que se a escrito e irte a trabajar a otros sectores colindantes que huelen (no muy bien) a realidad pero donde la ropa que viste la gente es menos costosa.

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