“Dice Horacio que el inventar o añadir vocablos, ha de ser con un cierto encogimiento y respeto, que parezca vergüenza, procurando que la voz que se introduce, no del todo sea nueva, ni extraña, sino en alguna manera naturalizada y familiar por el origen y semejanza con otras de la lengua propia.[fray Jerónimo de San José 1651]